El fracking, culpable de la factura eléctrica
El controvertido tema del fracking ha despertado protestas en diversas regiones españolas en las cuales los gobiernos autonómicos han autorizado las prospecciones exploratorias previas para una posible extracción de hidrocarburos mediante este polémico procedimiento. El Ministro de Industria José Manuel Soria explicó en una conferencia titulada “Reindustralización en España” que las reticencias en el uso de nuevas tecnologías como el fracking es, al menos en parte, responsable del mayor precio de la energía en España y Europa con respecto a países como Estados Unidos.
El conocido como fracking es un proceso de extracción de hidrocarburos que lleva aparejado un complejo sistema que incluye la presurización hidráulica del mineral de esquisto, perforando y creando pequeñas explosiones que rompen las rocas para liberar el petróleo o el gas natural que contienen. Para ello se necesita perforar un gran pozo que se inserte cientos de metros en la tierra. Además, se precisan grandes cantidades de agua, arena y productos químicos que son bombeados y canalizados bajo la tierra, creando así una salida que permite al gas escapar y haciendo posible su almacenaje.
Los defensores del fracking explican que esto posibilita el acceso a yacimientos de hidrocarburos prácticamente inaccesibles, y que están atrapados en el mineral subterráneo; mientras que los opositores a este sistema explican el negativo impacto ambiental que tiene la perforación, la cual causa la contaminación de las reservas de aguas subterráneas que acaban provocando una contaminación de la superficie, con el perjuicio para la flora y fauna local. Además, el fracking es a menudo acusado como sospechoso habitual en casos de terremotos ocurridos cerca de pozos de extracción que utilizan dicho sistema.
Sin embargo, y pese a las dudas que este método suscita acerca de su impacto ambiental, la necesidad de hidrocarburos está incitando a los gobiernos de medio mundo a otorgar licencias de extracción, haciendo caso omiso a los posibles efectos a largo plazo.
El fracking es ampliamente usado como método de extracción de gas en los Estados Unidos, y se calcula que mediante este procedimiento se extraen alrededor de 5 trillones de metros cúbicos de gas natural en el país transatlántico cada año, lo que es igual a un cuarto de la producción total del país.
El gobierno español ha justificado su apoyo al fracking aduciendo las necesidades energéticas del país, “la extracción de hidrocarburos es una actividad estratégica para España, y está ampliamente justificada por la gran dependencia energética del país, así como por los efecto negativo que tiene la compra energía a países extranjeros en la balanza comercial” Según las mismas fuentes, la dependencia de fuentes de energía externas provoca un desajuste en nuestra balanza que inflaría el precio de la energía eléctrica.
Por su parte, José Manuel Soria ha evitado aludir al hecho de que los precios de la energía eléctrica en España son más caros, pero sí ha culpado de las ‘diferencias’ entre Europa y Estados Unidos a las influencias ideológicas. Además, ha lamentado el hecho de que los gobiernos regionales tengan el poder de bloquear proyectos de extracción de gas de esquisto mediante el uso de fracking. “El gas procedente del mineral de esquisto, ha dicho el Ministro, es en la actualidad la mayor revolución energética de nuestro tiempo” y su impacto es tan importante que ha cambiado la política energética de los Estados Unidos, donde el precio del gas es una tercera parte del precio europeo.
El Ministro Soria se muestra contrario a la idea de que cada una de las 17 Comunidades Autónomas que conforman España tenga la posibilidad de decidir acerca de que la prospección mediante fracking, u cualquier otro procedimiento de extracción sea permitida o no dentro de su territorio. Esto evita, ha dicho, que el gobierno pueda implementar una “política energética común para España”.